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Guayaco que se respeta: descifrando cómo habla el guayaquileño

Las calles de Guayaquil resuenan con la distintiva jerga del guayaco, una fusión del habla coloquial y la tradición cultural que define a la ciudad portuaria.

El guayaquileño de a pie es muy dado a utilizar palabras y frases únicas. Basta recorrer las calles, especialmente las más comerciales, para encontrarse con una mezcla de idioma.

Este 9 de octubre, Guayaquil cumple 203 años de la gesta militar que logró su independencia, y hay quienes consideran que la jerga del guayaco siempre estuvo presente a lo largo de la historia.

Para José Luis Proaño, docente universitario, el guayaquileño siempre ha buscado cómo conseguir sus cosas. «Desde que nosotros éramos colonia española -ellos estaban impagos- y para que puedan unirse a la revolución se les palabreó y transó con ellos (…) El guayaco desde ahí sacó la labia«, argumenta. 

EL GUAYACO NO DICE HOLA, DICE HABLA LOCO

NO TIENE AMIGO, TIENE LLAVE… BRODER

EL GUAYACO NO PIDE DESCUENTO, REGATEA

EL GUAYACO NO COME, JAMEA

NO DICE HOLA, DICE HABLA LOCO

La lista de palabras y frases es muy extensa. El diccionario del guayaco nace y se construye en el argot del comercio informal o de la conversación entre panas.

Expertos coinciden en que la diversidad de modismos en el habla del guayaco tiene una influencia histórica en su condición de ciudad puerto.

«Se replica, se mantiene y estamos reintentando las palabras«, asegura Jessica Zambrano, docente universitaria de Lengua en UARTES, y agrega que «las redes sociales y el auge de los memes alimentan este fenómeno«.

La jerga guayaca es un tesoro lingüístico que refleja la identidad. A través de esta forma única de comunicación, los guayacos celebran su herencia cultural y mantienen viva una parte esencial de su ciudad.